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Bajo la lupa: la Argentina vista desde el exterior

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Argentina vista desde el exterior

Luego de que la agencia global de noticias económicas Bloomberg realizó su primera cumbre en Buenos Aires, Argentina su cofundador y editor en jefe emérito cuenta por qué y en qué medida los mercados financieros cambiaron su mirada sobre el país; los datos y las expectativas de ver promesas cumplidas

En los cuatro meses que pasaron desde que el ex jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, asumió como presidente, la Argentina se ha convertido en un imán para los inversores globales, que anticipan la mayor racha de crecimiento en América latina, con el consiguiente retrotraimiento de la inflación y los mejores retornos a partir de las empresas más saludables de la región.

Los mercados suelen otorgarles a los nuevos gobiernos un halo que se desvanece cuando no se pueden cumplir las promesas. Los inversores en la Argentina están demasiado familiarizados con las decepciones como para declarar que esta vez las cosas son diferentes.

Sin embargo, tal vez verdaderamente lo sea. Macri es el primer presidente electo en 100 años que no proviene ni del peronismo ni del radicalismo, los dos partidos cuya alternancia histórica ha impedido que la Argentina creciera hasta convertirse en una economía desarrollada sustentable.

El país, que en los últimos años ha quedado relegado y colocado en la categoría de mayor riesgo junto con otros como Marruecos, Kenya y Rumania, tiene el potencial de pegar el salto y superar a sus pares de ese grupo. Muchas de sus empresas ya son competitivas a nivel mundial y lo serán aún más en la medida en que el Gobierno abandone un estatismo de larga data.

Eso es lo que Macri, durante la campaña electoral, prometió hacer, y lo que intenta lograr con celeridad desde que asumió el cargo en diciembre: rechazar la mezcla de controles de tipo de cambio, precios y comercio exterior de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, para reemplazarlo por crédito con más facilidades; reducir el déficit, por la vía de recortes a los subsidios en energía, en el orden del 1,5%, y disminuir el gasto a nivel federal en un 0,8% este año; dejar de financiar el déficit mediante transferencias del Banco Central al Tesoro, que alcanzaron los 78.000 millones de pesos (5400 millones de dólares) el año pasado.

En ese sentido, el nuevo gobierno eliminó los controles cambiarios y la mayoría de los aranceles a las exportaciones de productos agrícolas, bajando los derechos aduaneros a las exportaciones de soja, por ejemplo, en 5 puntos porcentuales para dejarlos en el 30 por ciento.

El Gobierno, además, devaluó el peso en casi 30% frente al dólar al optar por un tipo de cambio flotante y permitir el acceso sin trabas al mercado de divisas, algo que ocurrió por primera vez en la Argentina en los últimos 4 años.

Ya la labor política de Macri está dando frutos. El retorno total sobre la deuda argentina se elevó a 7,5% desde las elecciones presidenciales del pasado noviembre, comparado con el 3,5% de una canasta de deuda de los mercados emergentes cambiando 1a relación que prevalecía en los 10 años anteriores a la última elección presidencial.

De manera similar, la volatilidad o el riesgo de reversión asociado con la deuda argentina se desplomó a niveles que alcanzan 2,3 veces el de los mercados emergentes en los últimos 5 meses, en lugar de 4,4 veces que era el nivel en el que estaban en la década pasada, según datos compilados por Bloomberg.

La percepción de la solvencia de la Argentina, entretanto, está mejorando. Los costos del endeudamiento para el país han bajado alrededor de 3 puntos porcentuales desde las elecciones, pasando de su nivel más alto en 2014 a quedar un poco por encima de 6%, el punto más bajo por lo menos desde que se llevó adelante la reestructuración de la deuda en 2010.

Eso llevó la diferencia entre los costos de endeudamiento para la Argentina y Chile a solamente 2 puntos porcentuales, una marcada baja desde el punto más alto que fue 15% hace dos años, esto también según la información de la agencia Bloomberg.

Por primera vez en 5 años hay suficiente confianza en el compromiso del Gobierno de liberar los mercados, como para achicar hasta niveles insignificantes la brecha entre el valor asignado al peso argentino en los mercados internacionales y su valor oficial, según demuestran los datos. Hasta que Macri asumió el poder, el valor de la cotización del peso estaba “inflado” debido a los controles del tipo de cambio.

Esto no quiere decir que la Argentina pueda ser considerada como un lugar seguro, ya que el peso sigue entre las monedas más volátiles, junto con el real brasileño, el rublo ruso y el rand de Sudáfrica.

Los inversores pueden encontrar las mayores ganancias de la economía de Macri en el mercado accionario, donde 45 empresas cuya capitalización de mercado supera los 100 millones de dólares tienen una menor relación entre deuda y activos, y mayores márgenes de ganancia, por lo que brindan mayores retornos a los accionistas, en comparación con compañías de países como Brasil, Chile, Colombia, México o Perú.

Los márgenes de ingresos por ventas convertidos en ganancias antes de interés, impuestos, depreciación y amortización (Ebidta) superan en la Argentina incluso el índice de Standard & Poor’s 500 en Estados Unidos.

Si bien cuentan con fortalezas comparativas, las empresas de la Argentina siguen siendo consideradas como las más susceptibles a reversiones de los mercados de valores, si se las mide por su volatilidad. Aun cuando no ha desaparecido la amenaza de súbitas fluctuaciones de precios, los inversores a nivel mundial tienen cada vez más confianza en que las empresas argentinas logren retener su valor.

Global X MSCI Argentina, el mayor fondo argentino transable en la Bolsa, está atrayendo fondos récord este año, el equivalente a 95% de sus activos totales, dejando muy atrás las entradas netas de 55% correspondientes a Chile, 17% para Colombia, 13% para Brasil, 29% para Perú y 14% para México.

El mayor catalizador del aumento de la confianza en los mercados de valores y de bonos es la perspectiva inflacionaria, que según el gobierno de Macri alcanzará su pico este año, antes de comenzar a retroceder en 2017.

Meta: bajar la inflación
Según un relevamiento realizado por la agencia Bloomberg entre 13 economistas, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) bajará al 19,7% en el próximo año, desde el 34,2% en 2016.

Los pronósticos correspondientes a reversión de la inflación coinciden con una expectativa de robusto crecimiento para el año próximo. Si bien la Argentina había quedado rezagada dentro de las 6 economías más importantes de América latina entre 2012 y 2015, su PBI está en posición de experimentar un crecimiento rápido, con un producto total solamente superado por Perú y Colombia, según datos compilados por Bloomberg.

Aun con la debilidad de haber sido un país al margen de los mercados de capitales internacionales, la relación entre deuda y producto bruto interno está, en la Argentina, entre las más bajas en el mundo desarrollado y en desarrollo, con un índice de 45,80 (que ubica al país por debajo de Brasil, Estados Unidos, Alemania y Canadá).

Estos datos ayudan a explicar por qué, por primera vez en por lo menos una década, el llanto de los inversores internacionales por la Argentina se está convirtiendo en una sonrisa.

La Nacion

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